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La temperatura y la humedad ambiental son dos parámetros fundamentales para entender las condiciones climáticas que rodean a los cultivos y afectan directamente su desarrollo, salud y productividad.
Es la medida del calor en el aire que rodea el cultivo, generalmente expresada en grados Celsius (°C). Influye en:
La velocidad de crecimiento de las plantas.
La actividad enzimática y los procesos metabólicos.
La evaporación y la transpiración.
Tanto el exceso como la falta de temperatura pueden generar estrés térmico, afectar la floración, el cuajado de frutos o incluso detener completamente el desarrollo.
La humedad relativa (HR) es la cantidad de vapor de agua presente en el aire en relación con la máxima cantidad que podría contener a esa temperatura, y se expresa en porcentaje (%).
Afecta a:
La transpiración de las plantas (y por tanto, el transporte de nutrientes).
La presión de vapor y el riesgo de enfermedades fúngicas.
La eficiencia del riego, especialmente en invernaderos.
Ambos parámetros están íntimamente relacionados y determinan la demanda evaporativa del ambiente, afectando el DPV (Déficit de Presión de Vapor). Monitorearlos en conjunto permite tomar decisiones más precisas sobre:
Ventilación y sombreo en cultivos protegidos.
Riego eficiente.
Manejo del estrés en diferentes etapas del cultivo.
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